Hay cuatro tipos de campos electromagnéticos a los que prestamos atención cuando realizamos un estudio de contaminación electromagnética en vuestra casa u oficina.
Hay cuatro tipos de campos electromagnéticos a los que prestamos atención cuando realizamos un estudio de contaminación electromagnética en vuestra casa u oficina.
Cuando realizamos un estudio de vuestra vivienda o oficina prestamos atención a cuatro tipos principales de campos electromagnéticos. Dichos campos se producen cuando hay presencia de campos eléctricos, campos magnéticos, radiaciones de microondas y electricidad sucia.
Según las características del estudio podemos incluir la medición de los campos eléctricos estáticos (electroestática) tan presentes en ambientes interiores modernos y también campos magnéticos estáticos (magnetoestática) en piezas metálicas de dormitorios o en el mobiliario de oficinas.
Todos los campos electromagnéticos que hemos mencionado se han demostrado que pueden alterar el equilibrio natural biológico.
De manera complementaria nosotros solemos también recomendar medir la radiación alfa, beta y gamma así como la producida por el gas radioactivo radón con el propóstico de medir los niveles de radiación ambiental así como medir otros elementos o materiales en la vivienda que podrían ser radiactivos.
Los campos eléctricos se producen cuando hay presencia de voltaje. Un ejemplo sería cuando meramente enchufamos una lámpara a la toma de corriente ya que no tenemos que encenderla para que se produzca un campo eléctrico.
Los campos magnéticos se producen cuando hay presencia de corriente, esto es, cuando un dispositivo conectado a la toma de corriente se pone en funcionamiento. Los campos magnéticos también pueden producirse por la presencia de corrientes de fuga en las tuberías de agua, errores en el cableado eléctrico y/o fuentes externas tales como líneas de alta tensión.
Las radiaciones de microondas se producen cuando hay presencia de transmisores tales como teléfonos móviles, antenas de telefonía, routers, teléfonos inalámbricos, vigilabebés, juguetes inalámbricos y toda una miríada de dispositivos inalámbricos tan presentes en todos los hogares.
La electricidad sucia se produce cuando hay presencia de armónicos o picos de tensión que convierten un onda normal de 50 Hz (la frecuencia propia de la corriente eléctrica) en una variante de dichos 50 Hz como podría ser una frecuencia de 100 o 150 Hz. Estas frecuencias armónicas pueden resultar molestas a muchas personas y se ha observado que en general son dañinas para nuestra salud ya que afectan nuestro sistema nervioso, agravan la condición de personas con electrohipersensibilidad y aquellas con sistemas inmunológicos debilitados.
Sólo tenemos que recordar que en el 2002 los campos magnéticos fueron clasificados por el IARC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer) como posiblemente carcinógenos dentro de la clase 2B. En 2011, la OMS clasificó los campos de radiofrecuencia también como posiblemente carcinógenos en la clase 2B. Algunas de las sustancias carcinógenas que también se hallan en la categoría 2B son el plomo, el DDT (un pesticida altamente tóxico), el asbesto y el cloroformo.
Esta clasificación no es la única evidencia que tenemos para poder decir que los campos electromagnéticos son peligrosos. El compendio público de estudios más exhaustivo que tenemos sobre los efectos nocivos de los campos electromagnéticos, el informe Bioinitiative, señala que miles de estudios científicos no se equivocan al advertir que realmente sí se producen efectos biológicos aún en la presencia de niveles de exposición muy bajos (niveles sin efectos térmicos aparentes) a campos electromagnéticos y radiaciones de radiofrecuencia. Podéis consultar dicho informe en Bioinitiative.org.